Historias mágicas de la realidad cotidiana

Hola, soy Karla, creadora de historias. Desde pequeña he vivido en un devaneo entre la realidad y la fantasía, con un relato constante al borde de los dedos. Archivo en mi memoria las historias que me rodean, creando una biblioteca de la que me nutro, cuando de contar cuentos se trata. Relatos románticos, a veces violentos o incluso fantásticos, se pasean en mi cabeza, siempre manteniéndome con los pies un poquito alejados del suelo. Escribir, algo natural Recuerdo que a los 8 años escribí mis memorias, yo tenía la convicción de que ya había acumulado una gran cantidad de experiencias interesantes. Desde entonces he escrito. Incluso me valí muchas veces de mi habilidad con las palabras, para conseguir trabajos para los que no tenía la titulación necesaria, y gracias a esta ella, yo tuve un gran éxito en muchas ocasiones. Solo hasta que llegué a España, después de la treintena, comencé a educarme para mejorar aquello que siempre se me había dado bien naturalmente. Mi llegada a Madrid, a principio del recién estrenado siglo, me abrió las puertas a una ciudad que respiraba literatura, fue un flechazo. En sus calles, vi por primera vez, como los escritores eran tratados como estrellas, se les ofrecía un espacio y se les daba el justo valor, por el gran aporte que dan a este maravilloso idioma, que nos une y hermana a tantos. En Madrid, sentí un estallido de ganas de concretar lo que yo no sabía cómo organizar. Comenzó la necesidad de ofrecer educación formal, a esa vocación que me hervía por dentro. Escribí muchos relatos, y comencé el borrador de lo que es hoy la novela corta “Por los pies entra la muerte”, y que fue mi trabajo final para el diplomado de escritura creativa que realicé. Puedes recibirla gratuitamente aquí. Viviendo con mis personajes Decisiones que se toman en familia, me hicieron emigrar de nuevo, pero esa vez aterricé en el blanco invierno de Montreal. Fueron quince años retadores, tanto en lo personal, para adaptarme a una cultura tan disímil de la mía y aprender dos idiomas (inglés y francés); como en lo físico, pues además de conocer los trucos para sobrevivir a uno de los inviernos más duros, ocurrió que duplicamos de un día para otro, a nuestra pequeña familia de tres. Aunque el español era el idioma oficial de casa, mis esfuerzos se dirigieron a vivir, y a aprender a comunicarme con los otros en sus lenguas. Nunca dejé de escribir, pero tenía el plato repleto de tanta realidad, que la fantasía se escondió por los rincones. Creo que esa fue la época cuando he tenido los pies más cerca de la tierra. Una década vivida en la nostalgia, nos llevó a organizar una reunión familiar en Málaga, pero nada me había preparado para el verdadero reencuentro que tuve con el idioma español, que hizo resurgir mi gran amor por escribir. Allí, entre la sal del mediterráneo y la alegría de encontrarme con tantos cariños, comencé a escuchar los susurros de Providencia. En un poco más de medio siglo, he logrado acumular una gran biblioteca de historias, de ella se asoman personajes que me cuentan sus vidas, sus pequeñas tragedias o sus grandes amores. Desde hace un tiempo, comienzan a hablarme de forma tan clara y directa, que no puedo hacer nada más que contarlo. Así que, después de mucho conversar con ellos, hoy les presento la que será mi primera novela: El Dulce Esfuerzo de Amar. Puedes ver la Sinopsis aquí. La vida, pandemias, hijas, mudanzas, trabajos, querían impedirme escuchar a esos personajes, pero logré rasgar el tiempo, y puse atención a lo que me contaban mientras doblaba la ropa, o montaba un arroz. Cuatro años después escribí el tan ansiado Fin. Entre las líneas de mi primera novela, me crucé con escritores talentosos, que me inspiraron a contar mejor mis historias, al escuchar las suyas. Con ellos comparto tres relatos sobre el amor, la culpa y la tristeza, en la recopilación de Relatos cortos de la Antología de Scribook, que puedes comprar aquí. Nada como enamorarse de su propio texto para sentirse inspirada, así que gracias a ello, fui volviendo a la vida con cada tecleo, con cada relectura. Ahora que estoy en proceso de corrección de El Dulce Esfuerzo de Amar, con mi editor, vuelvo a sentir gran emoción al pensar en los personajes, sigo escuchando sus voces, los imagino en sus espacios. Estoy ansiosa pensando en el momento en que tú puedas conocerlos, y espero con toda mi alma, que llegues a amarlos, así como lo hago yo. Hoy, que he vuelto a mi querida Madrid, por fin veo cristalizarse muchos de mis sueños. Me doy la enhorabuena y la bienvenida por reencontrarme, otra vez en el camino, que desde los 8 años he transitado, seguro me desviaré, como otras veces, pero ahora tengo la convicción y la visión de que estoy cerca de mi destino. De todo corazón, espero que nos sigamos viendo entrelíneas.